A ti, que nunca estuviste ni aquí ni allí ni en las noches ni en las horas.
A ti, que te alejaste con el tiempo más allá de cualquier distancia.
A ti, que saliste a buscar en otros puertos otro amor y otra vida.
A ti, que encontraste otro lugar para tus abrazos y otro tanto con tus besos.
A ti que partiste a la nada,
no me culpes por decirte, que en la nada ha quedado tu memoria.
No me culpes si mis ojos no reflejan interés por tus historias.
No me culpes si no puedo expresarte algo mas allá de un 'te respeto'.
A ti que nunca estuviste,
no te extrañe que el vació que dejaste lo ocupara otra figura.
A ti que hoy me resultas un extraño,
por favor que no te asombre que no pueda verte ni quererte… como a un padre.
28.Enero. 2004
e u g e n i o a b r a h a m
- Carta - (A ti, a quien no me permitía el estar).
Y pensar, que todo este tiempo solo quise que me amaras.
Y quien lo dijera, -que aun a mi pesar; así era.
Hace tiempo ya que me deje envolver por una ilusión
de independencia y autonomía.
Pero que podía hacer, si no sentí mas que tu ausencia?
Me faltaste para darme tus abrazos, hacerme sentir seguro y creer en alguien que pueda protegerte del mundo. Mas si así las cosas resultaron no se puede cambiar el pasado pero se puede corregir el hoy.
Ja! Escúchame... aun ahora soy un charlatán, un farsante de frases acartonadas que quiere creer en el amor y en el perdón pero que no puede reconocer sus errores.
Que no puede tragarse el orgullo; un soberbio prepotente queriendo ser mártir.
Quizás... quizá sea que así me enseñaron, pero no se vale jugar esa carta si uno ha de querer sobreponerse a si mismo.
Y creer, que tanto tiempo ha tomado dejar las cosas a un lado.
Cuantas noches se necesitan para romper la barrera del orgullo?
No tantas, una vez que dejas de levantarla.
No tantas, de haber golpeado con fuerza.
Solo una: cuando se decide hacerlo.
Tu voz fuerte y seca tornándose efusiva-suave-calmada.
- Me recuerdas? Soy yo; y de nuevo enmudezco.
El arrepentimiento es un trago seco que te quema la garganta.
Un silencio un entendimiento y entonces, todo fluye.
Por que? Por que lo haces tan sencillo? No puedo aceptarlo! No quiero! ...
y entonces comprendo: Que estas en paz. Que soy yo el inquieto.
Tras del tono casual de la charla escondo un "perdóname" y entonces, por fin lo olvido lo dejo y me libero. No hay nada que resolver.
Las heridas pasadas - que me mantenía abriendo, cierran.
Al fin tomo mi lugar y comprendo que no debi dejarlo, que no debí juzgarte.
Entiendo que las ofensas son reflejos de mis propias inseguridades y miedos -pero es que estos son tantos; aun y cuando no sean ciertos.
Y hoy? Hoy me siento completo.
Reencontrarme contigo es encontrar una parte de mi.
Es sentir renacer al niño que fui y tomarme la mano nuevamente...
para mostrarme al hombre que puedo ser. Gracias Padre, por el estar.
22.mayo. 2006
eugenio abraham
foto: tomada durante la puesta en escena de Rent, en Juarez. Abril 2oo7.