reCitando:


"El cambio es la única cosa inmutable"
Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán


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Monday, February 22, 2010

Un salto... para morir y renacer.

Siempre habia creido que la vida son ciclos que se van repitiendo.
Luego pense que mas bien era como una espiral
donde los ciclos se repiten pero uno va subiendo o bajando.

Y ahora... ahora creo que a veces se llega a un punto en el que se debe
reunir la fuerza suficiente para saltar y comenzar otro camino,
(o correr el riesgo de permanecer atrapado en ciclos infinitos).

Hoy, uno de esos saltos ha ocurrido.
 



en honor a los dias que fueron... con Fe por las grandes cosas que nos esperan a cada uno... y con amor, siempre con amor. (no me habia fijado.. mismo disco, diferente cancion, tiempo despues).

Monday, February 15, 2010

Si amas algo...

Si amas algo déjalo libre,
E incluso si regresa,  entiende que no es tuyo.
Y que nunca lo fue.
.....................................

Amar en libertad.  Amar desde la libertad.

Yo no soy dueño mas que de mi propia vida.
No soy responsable mas que de mis propios actos.
Y desde el amor que nace en la libertad entiendo...
que no eres mio, que no soy tuyo.

Amar es una dicha que se comparte.
amar sin poseer.. es un dulce milagro.

Saturday, February 06, 2010

Whatever works.

"I happen to hate New Years celebrations. Everybody desperate to have fun. Trying to celebrate in somee pathetic little way. Celebrate what? A step closer to the grave?
That´s what I can´t say enough times, whatever love you can get and give, whatever hapiness you can  flich or provide, every temporary measure of grace, whatever works.
And don´t  kid yourself, it's by no means all up to your human ingenuity.  A bigger part of your existence is luck than you'd like to admit. Christ, yow know the odds of your father's one sperm from the billions, finding the single egg that made you? Don't think about it, you'll have a panic attack"
Boris Yellnikoff  in Whatever works. A film by Woody Allen.

Vi esta pelicula, y me gusto.

Monday, February 01, 2010

la hoja en el charco

Era una tranquila y apacible mañana de sábado,  se conmemoraba el día mundial de la No Violencia y yo me encontraba  caminando entre los árboles en el Parque del Chamizal. Me preguntaba muchas cosas, y es que últimamente he sentido debilitarse mi fe y cuestiono mis actos. Mis problemas personales sumados al clima de inseguridad, la crisis, la ola de violencia en la ciudad, la situación tan trágica en Haití, en Perú, la intolerancia y el prejuicio que resurgen en estos días de grandes cambios sociales, en fin.. tantas cosas, pretextos siempre habrá para sentirnos así. Preguntándonos  realmente que diferencia estamos haciendo.  Por que cuando necesitamos ayuda parece tan difícil encontrarla? Realmente vale la pena hacer un esfuerzo?

En fin, en mi mente muchas interrogantes. Pero de pronto mientras caminaba,  empecé a poner atención a mi alrededor. A escuchar las aves y los sonidos  del parque, sentir el viento y el sol.. y hacerme conciente de mis pasos. Y así fue como preste atención a el ruido de las hojas secas crujiendo bajos mis pies. Las hojas que se encontraban tiradas en el piso, inertes y secas,  hacían mucho ruido cuando las pisaba, lo que no sucedía cuando caminaba sobre el pasto verde.  Y entonces recordé una frase de Facundo Cabral que dice que “el bien es mayoría pero no se nota por es silencioso. Y que por cada bomba que destruye, existen miles y millones de caricias que diariamente construyen el amor.”

Pensé en esto a la vez que recogía una hoja del piso. La tome entre mis manos sintiendo su textura y seguí caminando. De repente me encontré con un charco, y  puse la hoja seca allí. La vi flotar y notaba como se movía sin rumbo fijo.
De repente un impulso me llevo a posar mis dedos sobre la superficie del charco, lo hice con el mayor cuidado posible y note como se iban creando ondas que se extendían cada vez mas y mas lejos… y estas ondas chocaban contra la hoja, y la hacían cambiar de dirección.

Y entonces comprendí algo. Allí frente a mi, con una simple hoja inerte y un charco, pude observar como un simple acto gentil puede expandirse tanto, que puede llegar a cambiar el curso de  cosas que no imaginamos. Y volví a sonreír, desde mi alma hacia mis labios.