Me desintoxican. Y han tenido la fortuita gracia de irse a plasmar en un papel cuando despavoridas se destilan por mis dedos. Eso han sido estas letras usualmente: catarsis. Ajena o propia, pero al fin reacción -bendita y maldita empatía que sobresatura.
Ahora. Dar un paso adelante. Planearlas? Dirigirlas dando forma y sentido? Usarlas como arcilla: mezclarlas, moldearlas y cocerlas para beber de ellas? No conozco la técnica. Hay mucho por aprender. Mi mano derecha pregunta: te atreves? Y la izquierda, en silencio solo la contempla, tratando de insinuar una respuesta.
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