Se levantan las cortinas, obscuras y pesadas,
se derriban las murallas que rodeaban mi razón.
Cielo limpio, agua clara, viento fresco
renovando lo que había en mi corazón.
Hoy volveré para abrir puertas y ventanas.
Regresare allá dentro, a mi interior.
Donde aun habita ese niño que jamás perdió la fe,
que jamás perdió el amor.
Ese niño que aun cree en las hadas,
en los elfos y en el poder del sol.
Hay que ser valiente para creer en el amor;
para saber que aun existe la bondad en las personas
y no entregarse al cinismo y desazón
de una vida recluido en uno mismo, desconfiando,
escudándose tras heridas pasadas
que no cierran, que no sanan por que jamás se les dejo.
Se acostumbra el cuerpo a vivir en el dolor,
se impone la mente a creer que no nos aman.
Nos tragamos el cuento de la autocomplacencia
y nos llenamos la cabeza de marañas
por que siempre es mas fácil esconderse,
por que resulta mas sencillo derrumbarse.
Pero hoy abro mi mente y saco los escombros.
Hoy decido dejar de ser mi propio carcelero.
Voy al frente y miro al cielo,
extiendo las manos y siento que puedo abrazar el mar.
Cielo limpio, agua clara, viento fresco.
El niño que fui toma la mano del hombre que soy
y así es como se que hoy nuevamente
tengo la fe que necesito y la fuerza que requiero
para volver a creer en el amor.
e u g e n i o a b r a h a m/noviembre 2005.
Buscando que publicar hoy, me encontré con este pre-texto de poema... y dudo que fuera por casualidad, por que así es como me estoy sintiendo nuevamente. No creo haberlo comentado, pero hace unos días me dio por ponerme a llorar mientras escuchaba una canción - una de 3 De Copas, si es que quieren saber.
Así fue como paso: iba manejando al Parque Central a pasar un rato allí, y mientras manejaba escuche una canción y empezaron a brotarme lagrimas, así nomás como así, de la nada, no me pude contener -y ni quise, y lo mas padre? Pues que estaba llorando de puritito gozo!
Cuando llegue al parque me estacione bajo un árbol y seguí llorando, fue un instante en el que me sentí tan limpio y en paz, tan feliz, tan ligero... que hasta sentía que estaba flotando con el viento fuerte de esos días (ya recuerdo que fue viernes de semana santa, esos días siempre hay mucho aire). En fin, después pasaron varias cosas en el fin de semana que me bajaron de la nube y me volvieron a conflictuar... pero la verdad de las cosas, es que creo ya haber dejado eso de lado y el sentimiento de tranquilidad prevalece.
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