UNO.
Y va mi rostro cayendo a pedazos cada vez que le veo. Y cada vez que le escucho! Y cada vez que me entero! Se desprenden trozos de mi rostro que caen vencidos por la inercia al suelo, donde se pierden entre el polvo y la metralla… en el olvido, entre los huesos.
Va perdiendose mi rostro, desvaneciendo en el viento. Buscando quiza reunirse con la voz inocua … aquella que se fugo primero. Ahora ya me ha dejado mudo, sordo y ciego.
Va cayendoseme el rostro, voy perdiendolo en el suelo, voy dejandolo en el viento.
Y voy muriendo lentamente, en el horror, en la apatia, en la indiferencia, en el miedo… y en el estruendo.
Va cayendose el rostro… va cayendo.
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A mi patria.
eugenio abraham
agosto 2010
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