EL ABRAZO INTERNO.
No necesito pretextos para decir lo que siento, nunca los he necesitado; como tampoco necesito mas razón para abrazar y cargar a quien amo, que la simple alegría y gusto que me incitan a hacerlo. Esos abrazos tan fuertes, tan íntimos y tan sinceros que no hacen mas que reflejar en los cuerpos el contacto que ya se da desde antes en nuestras almas. Así es, no he requerido nunca razones para esto. Entonces luego, por que es que ahora que después de tanto tiempo al fin te veo… no lo he hecho?
No lo se. O lo se y aceptarlo no lo quiero, por que pasa que me avergüenzo de ello. Sucede que a veces construimos murallas y nos exiliamos en un auto encierro. Buscamos así protegernos? Quizás, pero nos quedamos atrapados con el enemigo que es nuestra frustración – producto de ese sentido falso de orgullo. Revivimos una y otra vez nuestro propio duelo como un eco maldito que nos ensordece, llenamos nuestra mente de ruido; y ensordecidos construimos con nuestros sentimientos –y no precisamente los mejores de ellos, un cuarto cerrado donde el ambiente se pudre por que no entra aire fresco. Y es así como frustrados, intoxicados y confundidos somos presa fácil de cualquier comentario que no sea bueno. Y no, no pretendo excusarme con esto por que soy responsable de mi propia condición. No te he abrazado, es cierto, había levantado murallas falsas que se nos interpusieron.
Pero en esta vida todo es perecedero. Por fin esas estructuras se han resquebrajado y ha entrado una brisa fresca que trae consigo la promesa de lo conocido y de lo nuevo. Los muros han caído y me descubro expuesto de nuevo como el ser vulnerable que soy y del que no me avergüenzo. Por que gracias a ti es que recuerdo que todos somos seres vulnerables que se buscan unos a otros en silencio. Por que se que solo cuando miramos por encima de nuestras experiencias malas, buenas, de inmensa alegría o de profundo dolor; cuando logramos entender que la distancia no existe mas que en nuestras mentes y podemos estar siempre tan cerca como así lo deseemos; cuando por fin acallamos el ruido de nuestro ego y no hace falta mas comunicamos a gritos por que entendemos el lenguaje de nuestros silencios; es entonces y solo entonces, cuando tenemos al fin la confianza de reconocernos y aceptar, que al abrazar a los otros nos abrazamos a nosotros mismos en ellos. Y estos seres vulnerables que somos, nos volvemos fuertes al otorgamos unos a otros un intimo, sincero y reconfortante abrazo interno. Un abrazo para ti mi hermano, un abrazo.
eugenio abraham.
Marzo, 2008.
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Con motivo del Dia Mundial de la Lucha vs el SIDA, se realizo un evento en el centro de Juarez, frente a Catedral. Y su servidor y amigo (osease yo) fui a apoyar y me apunte juntos con unos amigos para dar "Abrazos Gratis". Independientemente de toda la importancia de este dia, la experiencia de estar repartiendo abrazos es bien bien bonita!
Me acorde de este escrito de hace meses asi que lo comparto tambien. La cita del principio es de un correo que me mando un amigo, y con eso me inspire para escribir este 'pre-texto'.
La foto es del Diario de Juarez.
Saludotes! y... un mega abrazote!!!
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