En ocasiones me encuentro con el deseo de soltar a esta ave que repite que me encantas. Verla surcar el cielo hasta cruzar el horizonte, tener esa egolatra satisfacción de saber que va por allí repitiendolo a quien se encuentre. Entonces recuerdo lo placentero de escucharla cantarme al oído en el silencio.
Escucha con atención, su canto esta cambiando, creo.
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