ECOS.
Ya no suspiro cuando le pienso, ya no duele, ya no cala,
aunque claro, acepto que aun me hace algo de falta.
No siento que traicione su recuerdo cuando me sorprendo
pensando que ya no le extraño,
por que aun guardo en mi ser el calor de cada "te amo"
- aun y cuando ya no recuerde exactamente su voz.
Pienso todas estas aparentes contradicciones,
siento esta extraña mezcla de paz, gozo y melancolía,
y entonces creo que finalmente entiendo eso de que
quizá la vida termina, pero el amor... el amor es eterno.
Como un eco que se aleja y desvanece, pero regresa.