Hoy en día
la cámara se ha vuelto casi una parte de mí, un instrumento que me acompaña
siempre y me permite compartir lo que sea que la fortuna me otorgue presenciar: atardeceres,
detalles, personas, movimientos, sorpresas, ventanas, charcos, lagos, hojas,
perros, arañas, patos, niños, nubes, grietas,
gestos, sombras y luces… tantas y tantas
cosas que he podido encontrar en mi camino.
El mundo es un lugar hermoso, su gente y sus fenómenos son tan
interesantes, cada momento es tan único, tan irrepetible, que quisiera poder
captarlo todo, atraparlo todo y compartirlo todo.
Quizá esta
manía mía es tan solo un reflejo
inconsciente a mi propia temporalidad, una manera de plasmar y dejar un
testimonio de mi propio paso por el mundo. No lo sé. Solo sé que hay días
en que abro los ojos y la luz y los colores me embriagan, me siento
extasiado ante todo lo que contemplo.
Días en que puedo fundirme en cada sombra que descubro, en que
puedo sentirlas abrazando y dando forma
y textura a todo cuanto existe, difuminándose y perdiéndose. Días en que entiendo, que si no fuera
por el balance entre luz y obscuridad el mundo solo sería un lugar
plano y aburrido. Y mis ojos agradecen
esta danza perpetua entre una y otra. Y
a veces sucede que, y esto no se bien
cómo explicarlo pero, los objetos y los
seres dejan de tener un sentido literal,
se convierten en algo más allá del límite de las formas que
las contienen. Es como si cada hoja y
cada pétalo de una flor perdiera su contorno y sus colores se amalgamaran en
el ambiente que la rodean, como si cada rama de cada árbol se estirara hacia mí
y sus texturas me abrazaran y se fundieran con mis brazos, y las aves salieran de sus nidos y comenzaran a volar
entre mis parpados. Como si la tierra y
el cielo fueran una misma cosa intrínseca una de la otra que no se funde en el
horizonte sino delante de mis pies, como
si el viento soplara desde el agua que está en un charco y este simplemente se
extendiera y se extendiera hasta perderse dentro de mis pupilas.
Soy un ser visual. Soy un ser que goza de las imágenes y las sensaciones que provocan. Y soy un ser afortunado, por tener la dicha de atestiguar tanto. Este es la forma en la que vivo el mundo, es la manera en la voy sintiendo el pasar de los días. Las imágenes ya estaban allí, yo solo las recolecto.
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