-“Pero este
periódico esta todo mal… están diciendo
mentiras! “
Y en la cara de Juan, este jovencito de 12 o 13 años se podía ver toda la indignación
del mundo. Misma indignación que se reflejaba en las caritas de todos los
peques a su alrededor y que seguramente compartían
por que al ser mayor lo veían como un líder.
Yo me encontraba de visita ese día en aquella casa hogar para “niños de
la calle” porque debía hacer un trabajo para mi clase de valores y la
directora me había permitido ir a
platicar con ellos. La verdad es que no recuerdo sobre que era mi tarea. Lo que sí recuerdo es que días antes un reportero había ido a hacerles una entrevista y justo el
mismo día de mi visita había sido publicado el artículo. Era esa nota la que
Juan había leído y la razón de su indignación.
Cuando le
pregunte el por qué de su enfado me señalo
el título del artículo, que decía algo así
como “Casa hogar apoya a niños de la calle”, y entonces todavía enfadado me dijo:
- “Es que
es mentira! Nosotros no somos niños de la calle, nosotros solo trabajamos allí.”
Y así fue como todos estos peques, cuyas condiciones de vida eran bastante precarias, muchos de
los cuales no tenían padres o era como
si no los tuvieran… así fue como me enseñaron una
lección sobre lo que es el valor
de la autoimagen: independientemente de las condiciones de tu vida, eres TU quien decide si aceptas o no las
etiquetas que los demás quieran colgarte. Porque a fin de cuentas, solo serás
aquello que tu mismo decidas ser. No recuerdo
de que era mi tarea, pero esto jamás lo he olvidado.
eugenio abraham
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