Se encontraba al pie de la cama pero no, no descansaba. Muy por el contrario, estaba al acecho. Expectante. Sintió que la habitación se obscureció. Se preparo, estiro y contrajo sus patas. Todas ellas. Sintió la vibración, unos pasos acercándose. Tenso su cuerpo. Sintió una ráfaga de viento. Y salto! Pero el perro se le escapo de nuevo. Tuvo suerte. Esa misma al perro le darian un baño antipulgas.
eugenio abraham.
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