El poder del pensamiento
¿Tienes, como yo, una de esas amigas que siempre están bien, de buen humor y sonrientes y te preguntas, como yo, cómo diablos hace? Viéndola te queda la impresión de que la vida nunca la golpeara o que los problemas la esquivaran. Por supuesto que no es así pero ella, mi amiga, parece haber adoptado una actitud muy positiva. Aprovecha bien el día, disfruta mucho hasta de la menor situación y tiene una capacidad de eliminación de los inconvenientes y las frustraciones que me despierta mucha envidia. Es más, parece una trituradora de malos momentos.
Un proverbio chino dice: "No puedes evitar que aves de tristeza vuelen sobre tu cabeza; pero sí puedes evitar que aniden en tu pelo". Siempre me pareció una forma clara de mostrar lo que pueden hacer nuestros pensamientos. O mejor dicho, lo que podemos hacer nosotros con ellos.
Todos sabemos que es mejor enfrentar la vida con una sonrisa y con actitud positiva aunque no sea fácil lograrlo. Las que no somos como mi amiga igual lo intentamos de vez en cuando; a veces nos sale bien, otras no nos sale para nada porque, por alguna razón de la naturaleza humana, pareciera que nos resulta más fácil regodearnos con lo que está mal que disfrutar nuestros buenos momentos. O sea que tenemos cierta tendencia a dejar que las aves de tristeza aniden en nuestro pelo.
Un estudio interesante
El Dr.Juan Hitzig, Profesor de la Universidad Maimónides y reconocido gerontólogo dedicado a estudiar las causas de la longevidad saludable sostiene con humor que: "El cerebro es un ‘músculo' fácil de engañar; si sonríes cree que estás contenta y te hace sentir mejor". Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible pero que rápidamente se transforma en emoción (del griego emotion, movimiento), un movimiento de neuroquímica y hormonas que cuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de malestar, enfermedades e incluso de muerte.
Con los años, el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene memorizar. Las conductas con R: resentimiento, rabia, reproche, rencor, rechazo, resistencia, represión, son generadoras de coRtisol, una potente hormona del estrés, cuya presencia prolongada en sangre es letal para las células arteriales ya que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares. Las conductas R generan actitudes D: depresión, desánimo, desesperación, desolación.
En cambio, las conductas con S: serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa, sociabilidad, sedación, son motorizadoras de Serotonina, una hormona generadora de tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda la velocidad del envejecimiento celular. Las conductas S generan actitudes A: ánimo, aprecio, amor, amistad, acercamiento.
Fíjate que así nos enteramos de que lo que siempre se llamó "hacerse mala sangre" no es más que un exceso de cortisol y una falta de serotonina en la sangre.
Algunas reflexiones más del Dr. Hitzig:
Presta atención a tus pensamientos pues se harán palabras.
Presta atención a tus palabras pues se harán actitudes.
Presta atención a tus actitudes porque se harán conductas.
Presta atención a tus conductas porque se harán carácter.
Presta atención a tu carácter porque se hará biología.
Practiquemos
Muy especialmente ahora, cerca del fin del año, cuando las pilas se sienten agotadas y la primavera parece aplastarnos en la misma proporción con que hace estallar pimpollos en las plantas, viene bien reflexionar en un cambio de actitud. Hace muchos años el poeta Rabindranath Tagore decía: "Si tiene remedio, ¿de qué te quejas? Y si no tiene remedio, ¿de qué te quejas?" Podría servirnos para aprender a dejar las quejas y los pensamientos negativos de lado y buscar en cada situación el aspecto positivo ya que hasta la peor de ellas lo tiene.
De esa forma nos inundaría la serotonina con todas sus eses, la sonrisa se nos grabaría en las mejillas y todo ello nos ayudaría a vivir mucho mejor ese montón de años que la ciencia nos ha agregado. Porque, olvidaba escribirlo, el Dr. Hitzig ha comprobado con sus investigaciones que quienes envejecen bien son las personas activas, sociables y sonrientes. No las rezongonas, malhumoradas y avinagradas que nadie quiere tener cerca.
Y como para vivir y envejecer bien hay que comenzar desde la juventud, empecemos hoy practicando las eses frente al espejo para mejorar nuestro humor y cuidar nuestra salud.
¿Estás de acuerdo con el alfabeto emocional? ¿Qué abunda más en tu vida, R o S?