El guerrero pocas veces sabe el resultado de una batalla, cuando ésta termina.
El movimiento de la lucha generó mucha energía a su alrededor, y existe un momento en el que tanto la victoria como la derrota son posibles. El tiempo dirá quién venció o perdió; pero él sabe que, a partir de ese instante, ya no puede hacer nada más: el destino de aquella lucha está manos de Dios.
En esos momentos, el guerrero de a luz no se queda preocupado por los resultados. Examina su corazón y se pregunta: "¿Combatí el Buen Combate?" Si la respuesta es positiva, él descansa. Su la respuesta es negativa, toma su espada y empieza a entrenarse de nuevo.
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El guerrero de la luz debe recordar siempre las cinco reglas del combate, escritas por Chuan Tzu hace tres mil años:
La Fe: antes de entrar en una batalla, hay que creer en el motivo de la lucha.
El compañero: escoge a tus aliados y aprende a luchar acompañado, por que nadie vence una guerra solo.
... (fragmento).
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Tomado del Manual del Guerrero de la Luz de Paulo Cohelo.
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